Para Guattari, la ecosofía mental reinventa la relación del sujeto con el propio cuerpo, con el "fantasma" y con la finitud del tiempo, que encierra la belleza de la vida y de la muerte.
Se convierte en un antídoto eficaz contra la homogeneización que promueve el sistema neoliberal (a través de sus eficaces voceros, los grandes medios de comunicación), para garantizar la viabilidad del mercado busca uniformizar los patrones de consumo, los patrones del vivir y del morir.
Desde nuestro punto de vista, la ecosofía mental promueve la autoafirmación personal ante una sociedad descontentadiza donde el ser humano, tras los criterios de rendimiento y beneficio ha perdido el valor dignificador del trabajo, la vida en comunidad, el estudio, las relaciones humanas y las relaciones con el medio ambiente.
Rescata del olvido los valores fundamentales para la construcción de la persona: el amor propio, la gallardía, la prudencia, la autovaloración, la autonomía, la alegría, la felicidad, el sentido y el significado de la propia vida.
Guattari subraya la necesidad de abrir espacios para la producción y la expresión de la subjetividad (la manera personal de leer, interpretar e interactuar la propia realidad). Así pues, nos preguntamos ¿Cómo construir y expresar el sentido y el significado de la propia vida? ¿Cómo discernir el significado alienado de la propia existencia? ¿Cómo reconstruir la confianza de la humanidad en sí misma?
Así pues, andar el camino de la ecosofía mental es iniciar el arduo pero venturoso camino hacia la reconquista del sí mismo.
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